El gobierno de Massa
La concentración de poder del nuevo ministro de economía le genera expectativas positivas al mercado, a raíz de un escenario de completa descoordinación de políticas económicas, mediante la absorción de los ministerios de Desarrollo Productivo y Agricultura. Se sabe que Massa cuenta con el apoyo político de CFK para tomar medidas más fuertes con el fin de controlar la crisis cambiaria. Mayor tranquilidad en el plano financiero podría conducir a la finalización de la división interna del oficialismo. A su vez, se lo considera como un buen nexo con empresarios, sindicatos y con el establishment de Estados Unidos, cuestión no menor ante el FMI.
Massa es capaz de estabilizar la economía, pero dependerá de la efectividad que tengan sus primeros lineamientos. Es necesario un plan ortodoxo de estabilización. Es importante analizar las que serán las primeras decisiones económicas de los próximos días y el gabinete que elija Massa para sus distintas secretarías. Claramente el mercado le otorga mayor confianza que a Batakis para lograr ordenar esta situación. Percibido como un político ortodoxo y pragmático, se pueden comenzar a pensar algunas ideas de lo que será su gestión.
El apartado principal por donde deberá poner el foco en sus primeros días pasa por el plano fiscal. Los límites a los subsidios deberían estar en la agenda (mayor segmentación o directamente nuevos incrementos de tarifas). Se requerirán medidas urgentes para disminuir los niveles de déficit primario actuales que le exigen al Tesoro ser asistido por el BCRA a través de emisión monetaria. La obra pública o las transferencias a provincias también podrían ser objeto de ajuste para avanzar sobre esta reducción del gasto. Este modelo económico con cepo y restricción externa también depende fundamentalmente de un proceso de acumulación de reservas, que deberá estar dentro de las prioridades del nuevo equipo económico. Para esto el BCRA ya comenzó con algunos incentivos durante esta semana vía mejoramiento del tipo de cambio al cual el campo tiene la posibilidad de liquidar su cosecha, aunque las primeras impresiones de esa medida no fueron positivas con lo que deberán recalibrar los incentivos. Reducir la brecha cambiaria también debe ser objetivo de corto plazo, ya que es un distorsionador de las expectativas. Un salto discreto del tipo de cambio también cobra fuerzas, aunque el costo de realizarlo en este momento es elevado dada la alta inflación actual, los costos en dólares que el Gobierno está pagando por importación de energía y la gran cantidad de futuros vendidos por el BCRA tanto en Rofex como en MAE (aproximadamente unos USD 8.000 entre ambos mercados). De haber un salto discreto, el siguiente paso debiera ser un reacomodamiento de las tasas en pesos, que superen el ritmo del crawling peg para desincentivar el financiamiento barato en moneda local.
Lo que se debe entender, es que las medidas a tomar por el nuevo equipo en caso de llevar a cabo un ajuste, son recesivas para la actividad. Todo esto enmarcado en la proximidad del año de elecciones presidenciales, con lo cual se entiende que eligieron acelerar el ajuste para llegar con alguna recuperación hacia fines del año que viene. Sin embargo, el equilibrio es delicado dado que mover el tipo de cambio oficial, reducir el gasto, la escasez de reservas y los altos niveles de inflación son los condicionantes que tiene el Gobierno y deberá lograr que ninguno se desequilibre en el mientras tanto.
En el apartado monetario y de deuda en pesos, el Tesoro logró realizar una muy buena licitación, terminando el mes con financiamiento neto positivo de ARS 372.000 M, pero para que esto suceda, debió incrementar las tasas de las letras cortas hasta el 70% TNA (90% TEA). Al día siguiente, el BCRA elevó la tasa de Leliq en 8%, llevándola al 60%, así como también la tasa de pases pasivos a un día que se incrementó al 55%. A pesar de que una tasa elevada repercute en los niveles de actividad, el BCRA sabe que la urgencia es disminuir los niveles de inflación y por eso mejora el nivel de tasa real. En el corto plazo tendremos el 11 de agosto una licitación donde los vencimientos totalizan $428.000M y será el primer test del nuevo equipo económico.
El mercado le dio crédito inicial a Massa mediante la baja de los dólares financieros, terminando la semana debajo de la zona de $300 mientras que la brecha cayó significativamente. Los bonos soberanos Hard Dollar tuvieron subas de 25% desde los mínimos marcados la semana pasada y las acciones locales también mostraron fuertes recuperaciones. El BCRA se mantiene devaluando a niveles superiores del 80% TNA, evitando la apreciación del peso ante los altos niveles de inflación actuales, pero lo que también agrega inercia a la inflación futura.
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Panorama e
Inversión
Hacia adelante, con las primeras medidas que deberemos conocer la semana que viene, estimamos que el plan de estabilización vendrá a traer mayor estabilidad cambiaria. En este plano y con tasas en pesos tan elevadas, seguimos concentrados en la parte corta de la curva de bonos CER, hasta el TX23 (con vencimiento en marzo 2023) que tiene un rendimiento de 0,3% más inflación. Entre los vencimientos 2023 y 2024, todavía vemos que hay un salto en los rendimientos que demuestran el temor que tiene el mercado de cara a las renovaciones que caen en los meses previos a las elecciones.
En el apartado de acciones es donde, tras el gran castigo que sufrieron los activos argentinos, se pueden empezar a tener en cuenta algunos sectores. Las energéticas vienen siendo las beneficiadas a lo largo de este Gobierno dadas las necesidades de reducir el déficit por compras de combustibles. Empresas como Vista, TGS y Pampa cotizan a valores atractivos y muestran un crecimiento elevado en sus negocios. Por el lado de las bancarias, también encontramos en Banco Galicia y Banco Macro precios muy golpeados en los últimos años que para inversores de mediano a largo plazo son momentos oportunos de compra, sobre todo en caso de éxito de un plan de estabilización.